EL CLUB

El Club de Golf Cierro Grande, situado en Rapalcuarto, Tapia de Casariego, es la aportación más importante de la década de los 90 al deporte del Occidente de Asturias y de la Mariña de Lugo. Sus instalaciones actuales han experimentado un crecimiento espectacular durante estos años, partiendo de la inauguración en Semana Santa de 1994, de un Campo, construido sobre 4,2 Ha. de terreno, de 6 hoyos par 3 (18 golpes), con un torneo en el que el primer golpe lo dio Nicandro González en nombre del constructor y diseñador del Campo, D. Ramón Espinosa y en que el ganador fue Alberto Pelegrín, pasando por la segunda inauguración de un Campo ya reglamentario homologado por la Real Federación Española de Golf de nueve hoyos par 66, hasta llegar a la actualidad en la que el Campo cuenta con 11 hoyos  par 70.

La fundación del Club fue el 01 de enero de 1994 con Manolo Parga como Presidente fundador y Gonzalo Moure como vicepresidente.

En 1995, el socio Leandro Abad construye un pequeño refugio de madera, poco más que una marquesina rústica para protegerse de la lluvia, junto al naciente Campo de Prácticas de aquel momento, y 1996 un grupo de socios trabajaron en su ampliación y cerramiento para crear lo que fue la primera Casa Club. Esta Casa Club pasó por otras tres modificiaciones, todas bajo el impagable diseño del socio Luis Pereira, hasta convertirse en un espacio que aloja todos los servicios propios del golf, el punto de información, bar social y el local de reunión para nuestros socios.

El número de socios aumenta progresivamente desde los comienzos del Club siendo, aproximadamente, un tercio de éstos residentes de la comarca, otro tercio residentes en ciudades situadas a menos de 150 kilómetros y el tercio restante residente en ciudades o países más lejanos. Nuestras instalaciones deportivas son las que reciben mayor número de foráneos de la zona, con más de cinco mil salidas de jugadores al año, una cifra que crece imparablemente.  

Esta es la pequeña historia de un Gran Club, que nació como tantos otros, fruto del optimismo de unos pocos. Hoy, viendo lo construido, en 19 hectáreas de terreno, más del cuádruple de lo que fue inicialmente el Campo, aquel proyecto parece casi una locura. Nuestro Club ha crecido dando un paso tras otro y administrando las cuotas e ingresos extraordinarios para crecer y mejorar año tras año, sin necesidad de recurrir a subvenciones, créditos o derramas. Así que, viendo cuánto se ha evolucionado, cómo se ha llevado a cabo y su imparable crecimiento, se puede decir que sí, que fue una locura, pero una maravillosa locura.

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